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Cuando se enfadan los peques

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Un día el nene tuvo un enfado gordo. Es raro porque solemos hablar las cosas antes de llegar a eso. Fue porque quería helado antes de comer, y le dije que no, que después de comer, de postre, y no le dejé abrir el congelador. Conseguí reconducirlo, y os voy a contar cómo.     No le dejaba abrir el congelador porque hay unas normas que no nos podemos saltar en casa, y eso le puso histérico. Pero yo me mantuve en calma, porque como adulta sé que él no sabe aún controlarse, aprenderá de mi ejemplo. "Si estoy en calma, él se calmará".   Cuando un niño empieza a gritar y llorar, su cerebro primitivo toma el control y no puede razonar. Así que me puse a su altura (importante) y esperé a que se le pasara un poco. No sirve de nada cogerle o llevarle a otro lugar, eso le enfurece más, y pretendía calmarlo.  Le expliqué que si estaba enfadado por no poder coger el helado que podía llorar, pero que no le daría el helado hasta después de comer. Se puso a chillar que quería helado. Y espe

Padres y madres competitivos

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A  veces, hablando con otros padres de nuestros hijos, escucho mucho lo de "pues el mío sabe hacer esto o lo otro". Que me parece muy bien que uno se sienta orgulloso de su retoño, pero rápidamente se convierte en competición de "pues el mío más". No hablo de niños con altas capacidades que  son precoces, sobre todo porque las conversaciones no suelen llevarse a la competitividad. Hablo de niños que hacen cosas de niños. Así que no suelo entrar en ese tipo de conversaciones. Felicito al padre orgulloso y todos contentos. ¡Deben de pensar que mi hijo no hace nada!     ¿Y por qué no lo hago? Pues primero, porque mi hijo tiene 4 años, y no quiero que empiece ya a ser competitivo. Que si está en su carácter, pues me parecerá bien, pero no pretendo inculcárselo. Lo que quiero es que se divierta jugando, haciendo lo que le guste y probando de todo, sin pensar en si lo hace mejor o peor. Un niño pequeño como mejor se desarrolla es jugando, como mejor conoce sus propias pre

Chuches democratizadas

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¿Os habéis dado cuenta de que nuestros hijos comen chuches más a menudo de lo que nos gustaría? Como ejemplo, la foto de este post. S on las chuches que he conseguido que mi hijo no se comiera. 374 gramos. Se las han dado en poco más de un mes en bares, tiendas y algún conocido, sin preguntar. Alguna se ha comido, éstas le han sobrado y he conseguido que desaparecieran.   Y es que, como madre, no quiero que mi hijo coma demasiada azúcar. Entre otras cosas, porque ni siquiera está considerada como alimento. No aporta nutriente alguno, es adictiva y provoca caries. No voy a privar a mi hijo de 4 años de que en ocasiones señaladas coma algo de azúcar, pero veo que esto se nos va de las manos.    Hemos democratizado el darle chuches a los niños. Veo que mi hijo acaba comiendo dulces todos los días, cosa que no me parece sana. Y a riesgo de parecer una abuela cebolleta, cuando yo era pequeña, no había esta barra libre de caramelos que hay ahora. ¿Qué ha pasado? Por no hablar de las intolera

¿A quién ama la princesa?

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  Madre mía, qué mal he dormido esta noche! Y es que hoy empieza la precampaña de mi precioso cuento sobre autoestima. Aunque es mucho más que un cuento, es un proyecto que nació con mi hijo. Un proyecto que quiere ayudar a los niños a crecer en su interior, e intentar dar herramientas a los padres para que lo consigan. A veces pensamos que no podemos hacer nada para mejorar las cosas, pero creo que cada granito de arena cuenta, cada gesto para que tengamos una sociedad mejor. Por muy pequeño que nos parezca. Y mi granito de arena es este proyecto. Y cuando le echéis un ojo, si os gusta, compartirlo con todo el que tenga niños, que llegue cuanto más lejos mejor, que la autoestima es un tesoro que tenemos que descubrir a los niños! Y os pido que crucéis los dedos para que todo salga bien! No me creo que haya llegado hasta aquí, y todo gracias al apoyo de gente maravillosa! Estoy rodeada de bondad. Menuda aventura empieza! Ya podéis ver el proyecto y comprarlo si os apetece aquí : ¿A qui

Niños y niñas

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Os comparto una reflexión. Cuando supe que iba a ser madre de un hijo varón, respiré aliviada, porque sabía que iba a tener una vida más fácil que si hubiera sido niña. Y eso me hizo reflexionar: tengo que educarlo para que ninguna chica le tenga miedo, que escuche y respete a todo el mundo, por supuesto, pero con especial cuidado a las chicas, que son las que tienen que lidiar con el machismo y la cosificación de sus cuerpos. Tenemos que educar a nuestros niños para no tener que decirles a nuestras niñas que "esa falda es muy corta". No hagamos que las posibles víctimas tengan que ser prudentes o tengan que defenderse. Esa no es la solución, es enmascarar el problema de base. Una educación que desde la base culpabiliza a la víctima en vez de apoyarla porque "es que iba provocando", y que no condena al culpable porque "no es para tanto". Permitimos comportamientos desplazados porque nos resulta incómodo hacer un comentario, preferimos callar e ignorarlo, i

¿Quién soy?

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Soy Verónica Camarzana, diseñadora gráfica e ilustradora, y os voy a contar cómo he llegado hasta aquí. Cuando me convertí en mamá de un niño muy intenso y curioso , me di cuenta del desafío al que me enfrentaba. Y es que está en nuestras manos que nuestros hijos se conviertan en personitas maravillosas, pero requiere esfuerzo por nuestra parte. Tenía claro que la educación tradicional, con algún grito y desde el autoritarismo, no encajaría con el desarrollo pleno de mi hijo. Así que tocaba aprender a desaprender . Empecé a leer sobre crianza y a poner nombre a pautas que había visto en otras madres y me habían gustado. Y aunque no soy pedagoga, me preocupo por la crianza de mi hijo. Quiero que se convierta en una buena persona . Así que me informé mucho sobre Montessori, Waldorf, disciplina positiva, crianza respetuosa... Vamos, hice los deberes como mamá. Me decidí a escribir este blog para intentar ayudar a las mamás y a los papás que quieren una educación diferente para sus hijos.