Cuando se enfadan los peques

Un día el nene tuvo un enfado gordo. Es raro porque solemos hablar las cosas antes de llegar a eso. Fue porque quería helado antes de comer, y le dije que no, que después de comer, de postre, y no le dejé abrir el congelador. Conseguí reconducirlo, y os voy a contar cómo. 
 

No le dejaba abrir el congelador porque hay unas normas que no nos podemos saltar en casa, y eso le puso histérico. Pero yo me mantuve en calma, porque como adulta sé que él no sabe aún controlarse, aprenderá de mi ejemplo. "Si estoy en calma, él se calmará". 

Cuando un niño empieza a gritar y llorar, su cerebro primitivo toma el control y no puede razonar. Así que me puse a su altura (importante) y esperé a que se le pasara un poco. No sirve de nada cogerle o llevarle a otro lugar, eso le enfurece más, y pretendía calmarlo. Le expliqué que si estaba enfadado por no poder coger el helado que podía llorar, pero que no le daría el helado hasta después de comer. Se puso a chillar que quería helado. Y esperé un poco más, aún no era el momento. Su cerebro aún no podía razonar.  

Estaba tan enfadado que hasta me pegó, y le dije "no me gusta que me pegues. Si me pegas, no quiero estar contigo, porque me haces daño" y lo empujé suavemente para alejarlo. Me dijo que "ya no me quería" y se fue a un rincón a llorar. Es la primera vez que dice eso.  Le respondí "pues yo sí te quiero, aunque estés enfadado y me pegues. No me gusta que me pegues, pero te quiero". Le puse una mano en la espalda, pero me apartó. Y le dije "cuando estés más tranquilo hablamos, si me necesitas estoy aquí". A los pocos segundos me pidió perdón. 
 
Yo estaba arrodillada a un metro de él, le abrí los brazos y vino a mí. "Perdón, mamá, si te quiero mucho" y abrazado a mí se calmó. Su cerebro racional se había reconectado. Le expliqué lo que había hecho mal (chillar, pegar) que por favor no volviera a hacerlo y le perdoné. Le expliqué que en nuestra casa se hablan las cosas, que gritando no se consigue nada, sólo enfadarnos. Razonó conmigo y se dio cuenta de lo que hizo mal y que hay que seguir las normas de casa. Sin castigos ni amenazas, con comprensión. ¡Y me salió bien! Conseguí reconducirlo sin que fuera a más. 5 minutos duró todo. 
 
Y hay días que esto que cuento parece imposible, pero hay que respirar hondo y pensar "aprende por imitación, tengo que darle un buen ejemplo" e intentarlo. Y sobre todo no tomarlo como algo personal, porque su reacción es debida a que su cerebro primitivo, no racional, toma el control. Y cuando lo consigues, que mantienes la calma y todo sale bien, te acuestas orgullosa de ti misma... Y al final se comió un yogur de postre. 



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