Padres y madres competitivos

A veces, hablando con otros padres de nuestros hijos, escucho mucho lo de "pues el mío sabe hacer esto o lo otro". Que me parece muy bien que uno se sienta orgulloso de su retoño, pero rápidamente se convierte en competición de "pues el mío más". No hablo de niños con altas capacidades que  son precoces, sobre todo porque las conversaciones no suelen llevarse a la competitividad. Hablo de niños que hacen cosas de niños. Así que no suelo entrar en ese tipo de conversaciones. Felicito al padre orgulloso y todos contentos. ¡Deben de pensar que mi hijo no hace nada! 
 
¿Y por qué no lo hago? Pues primero, porque mi hijo tiene 4 años, y no quiero que empiece ya a ser competitivo. Que si está en su carácter, pues me parecerá bien, pero no pretendo inculcárselo. Lo que quiero es que se divierta jugando, haciendo lo que le guste y probando de todo, sin pensar en si lo hace mejor o peor. Un niño pequeño como mejor se desarrolla es jugando, como mejor conoce sus propias preferencias es experimentando. Así se conoce a sí mismo y sus gustos. Y si es bueno en algo y le gusta, lo apoyaré, pero también le enseñaré que hay más cosas. 
 
Veo innecesaria esa competitividad que pone al niño en un compromiso. Porque los niños lo que más desean en el mundo es hacernos felices, y seguramente pensará "si mi padre cree que soy bueno en esto, me voy a esforzar más, aunque no me guste. Así le haré feliz". Se centrará en una cosa y no explorará el resto. Y hay tanto por ver! Y como padres, deberíamos guiarlos para que encuentren sus propios gustos, no guiarles hacia nuestros gustos. 
 
A veces parece que los padres que vieron frustradas sus propias ilusiones, quieren vivirlas a través de sus hijos. No, ellos son personitas aparte, con su propia vida y personalidad y los tenemos que respetar. Dejemos a los niños que sean niños, y no carguemos su mochila de nuestras propias frustraciones. 

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